domingo, 14 de enero de 2007

Bienvenida

Mi primera aproximación al teatro fue a los 12 años. Mis padres decidieron que en vacaciones de verano hiciera algo por la vida (como hasta ahora deciden) por lo que me metieron en un curso de Oratoria en un pequeño local frente a ATV, en la avenida Arequipa. "Lamentablemente", el curso se cerró por falta de quórum así que, otra vez, decidieron inscribirme en el curso de Marinera y en el de Teatro, dirigido en ese entonces por, si mal no recuerdo el nombre, Antonio Bravo. Terminamos haciendo una versión libre de Romeo y Julieta, en la cual, ante la enfermedad del que hacía de Romeo, tuve que interpretar dicho papel. Es así que al retornar a clases escolares, decidí ingresar al Taller de Teatro de mi colegio, el Claretiano, dirigido en ese entonces (aún, si no me equivoco) por Luis Pomar. Allí conocí a un gran amigo, Carlos Gallardo, quien fue casi un hermano mayor para mí en mis tiempos. Aparte de las sempiternas actuaciones por Día de la Madre, Día del Padre, Día del idioma español, etc., teníamos hacia setiembre u octubre un Festival Anual de Teatro. Participé cuatro años en el Taller. De las obras que más recuerdo, actúe, una vez más, en Romeo y Julieta (pero en aquella oportunidad de Mercucio), El de la valija (de Sebastián Salazar Bondy), La de cuatro mil (de Leónidas Yerovi) y La llave (una adaptación que hizo Carlos Gallardo a un relato escrito por su padre).
Pero como público espectador de una puesta en escena, la primera obra que vi fue La importancia de llamarse Ernesto en la Plaza USIL. Recuerdo que me encantó la actuación de Carlos Carlín y la sobriedad de la puesta. Desde allí me prometí a mí mismo ir a toda obra a la que mi bolsillo me permitiera (incluso, el año pasado que estuve en Europa, me di el lujo de ver Don Juan Tenorio, en la Iglesia de San Luis de los Franceses, Sevilla; y La vida es sueño, en el Centro Cultural de la Villa, Madrid). Acá en Lima he asistido a varias acompañado de una gran amiga, Miryam Nacimento, a alguna que otra he ido con mis padres, a otras he ido junto a diversos compañeros de la carrera de Literatura Hispánica en la PUCP y desde el año pasado, otra gran amiga, Ángela Santur, es mi compañera infaltable al teatro. Justamente con ella vi, hace un par de días, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, acerca de la cual me explayaré posteriormente.
Debo decir que abjuré acerca de la posibilidad de usar un blog. No obstante, un gran sueño mío fue (lo es todavía, con toda franqueza) sacar una revista académica acerca del teatro, en tanto texto y en tanto representación. Creo que con la experiencia adquirida con una revista que dirigí hace algunos años atrás (Elisión) algún día lo lograré. Sé que Artes Escénicas de la PUCP ya ha sacado Caja negra y saludo tal iniciativa, la cual se centra en lo correspondiente a la puesta en escena. Este blog también me servirá, esencialmente, para brindar mis opiniones acerca de las puestas en escena a las cuales acuda. No obstante, creo que el género teatral es, también, texto, por lo que en más de una ocasión comentaré textos teatrales que no estén siendo representados en las tablas. Ojalá les guste la página, los comentarios serán siempre bienvenidos y si conocen a otras personas interesadas en el teatro, pásenles la voz sobre este blog. Saludos cordiales.

Jesús

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